Por Rupert Sheldrake y Stauley
Oakes
JACQUES MONOD, CARL SAGAN, ISAAC ASIMOV
"EL REINO DE
MONOD"
Jacques Monod escribió Azar y necesidad. Le conocí muy
bien, era materialista, pero distinto de muchos materialistas. El
creía de sí mismo que era Dios; tenía una especie de obsesión
divina. En el último capítulo de su libro, que se titula El Reino y
las Tinieblas, se dedica a dogmatizar. No se trata, por supuesto, de
ciencia; en absoluto. Es profecía. Abandonando cualquier
racionalidad, procede a adoctrinar según los dictados de Jacques
Monod. El Reino es seguir las creencias de Monod y llegar a ser uno
de sus amados discípulos. Las Tinieblas consisten en no
hacerlo. Henry Margenau
Pienso que Monod eleva el
azar a la categoría de principio creador universo, para apoyar la
creatividad de la evolución. De hecho, está proponiendo una teoría
metafísica donde el azar desempeña funciones análogas a las que
tiene Dios en algunos sistemas tradicionales de pensamiento. El
término azar suena como si fuera una categoría científica, pero en
realidad no lo es. Los materialistas creen que el azar es la única
fuente de creatividad porque eliminan la existencia de cualquier
factor creativo no material. Pero todo esto no es más que un
prejuicio metafísico y no tiene nada de científico.
Rupert
Sheldrake
CARL SAGAN E ISAAC ASIMOV
En mi opinión, algunos
publicistas científicos como Carl Sagan e Isaac Asimov se están
volviendo dogmáticos y están violentando la realidad. Quizá
Whitehead pueda darnos una pista al respecto. Al considerar la
ideología mecanicista -lo que llamaba Naturaleza desvitalizada-,
Whitehead mantenía que esa ideología se imponía eliminando de la
imagen de la Naturaleza todo lo que fuese sentido y finalidad, y no
porque la finalidad no existiera realmente, sino porque la postura
mecanicista no le permitía existir. Siempre habrá alguien que
tratará de reducir el mundo a proporciones materialistas. Pero
entonces se produce -decía Whitehead- un fenómeno digno de estudio:
nos tropezamos con gente movida por la finalidad de mostrar ¡que la
finalidad es una ilusión! John E. Smith
Escritores
como Sagan y Asimov crean la falsa impresión de que existe una
contradicción entre el pensamiento cristiano y la ciencia o la
filosofía. Su campaña de intimidación perderá fuerza cuando se
divulgan las declaraciones de las grandes figuras intelectuales del
mundo: científicos y filósofos que no son divulgadores
Stauley
Oakes
CARL
SAGAN
Sobre la base de varias conferencias que le he oído
y de lo poco que le he oído y de lo poco que le he leído pienso que
Carl Sagan no tiene nada original que decir. Se limita a divulgar la
absoluta visión mecanicista del mundo en relación con la astronomía:
el caos primordial a partir del cual comienza sus explicaciones es
el mito de una «sopa» primordial que nunca existió. Pienso que estas
personas no tienen ninguna consideración con los hechos. Porque los
hechos son quizá demasiado inquietantes, prefieren por eso
considerarlos ¡irrelevantes! La moderna teoría mecanicista de la
vida se basa aún en la idea de que los organismos vivos son
máquinas. Lo esencial de las máquinas es que están constituidas por
partes con interacción recíproca y que funcionan enteramente según
las leyes físicas y químicas. Las máquinas pueden desarrollar
actividades intencionadas pero no tienen almas, espíritus ni
misteriosos factores vitales. Sin embargo, las máquinas están
fabricadas por hombres para realizar fines humanos, como resultado
de la humana creatividad. De modo que, en cierto sentido, lo
psíquico o mental de las máquinas no está dentro de ellas sino
fuera: en la mente de quienes las inventaron y fabricaron. Y, de
hecho, esta analogía mecánica, utilizada por los biólogos
mecanicistas, es la misma analogía que ha utilizado la teología
tradicional: si los organismos vivos tienen aspecto mecánico es que
han de haber sido diseñados y fabricados por un creador
inteligente.
Rupert Sheldrake
EL ERROR DEL MECANICISMO
Si la teoría mecanicista
sostiene que los organismos vivos obedecen sólo a las leyes
conocidas de la física y de la química, fácilmente aparecerá un
error, porque sabemos muy poco sobre el modo como los organismos se
desarrollan, sobre los procesos embriológicos o la herencia de
instintos. De hecho no estamos en condiciones de decir que podamos
explicar todo en términos físicoquímicos. Pueden existir factores
desconocidos y probablemente existen. Si deseáramos saber si ya
conocemos todas las leyes físicas y químicas que se refieren a
organismos vivos, tendríamos que hallar experimentos para comprobar
si estos organismo pueden o no explicarse enteramente en términos de
las leyes físico-químicas conocidas. Este es el camino que podríamos
tomar para resolver la cuestión. Pero la teoría mecanicista -como es
sabido- ni siquiera plantea la cuestión. Niega que la pregunta tenga
alguna validez y presume que ya conocemos los principios que
necesitamos conocer. Por eso impide plantear cuestiones que podrían
capacitarnos para encontrar algo nuevo sobre la verdadera naturaleza
de los organismos vivos... y sobre la naturaleza en
general.
La teoría biológica mecanicista conserva la
analogía mecánica, y sin embargo, rechaza que exista algún inventor
o fabricante de la máquina. Pero de hecho las máquinas exigen
inventores y fabricantes. Se han dicho multitud de tonterías
sobre computadoras y no quiero insistir en ello porque todo este
tema me resulta ya aburrido. Pienso que lo más obvio es que estas
computadoras han sido fabricadas por mentes humanas; son producto de
mentes humanas. No podrían existir sin inventores humanos, sin la
gente que los fabrica y la gente que las programa. Imitan algunos
aspectos de las mentes que las produjeron. Pero decir que se parecen
un poco a la mente y que pueden hacer algo de lo que la mente hace,
siendo producto de la mente, no puede probar nada sobre la supuesta
naturaleza física de la mente. Me parece un razonamiento infantil
decir que si las computadoras hacen cosas un poco parecidas a la
mente, la mente ha de ser idéntica a las
computadoras.
Rupert Sheldrake |